Economía para la democracia
La economía de cada país tiene tendencias propias. Las políticas económicas tratan de regularlas, a menudo, en función de criterios meramente políticos. El sistema económico y el patrón de crecimiento en el Perú no han variado en los últimos cuarenta años; en cambio, los regímenes políticos si han observado variaciones: gobiernos civiles o militares, gobiernos liberales o intervencionistas. Se podría decir que en el Perú se ha ensayado casi todos los regímenes políticos, sin generar modificaciones sustanciales en las becas y tendencias económicas.
Desde 1980, el régimen político ha entrado en la senda de la construcción democrática, en el marco de una profunda crisis económica y en medio de un ambiente de inusitada y creciente violencia.
¿Son quizás la violencia y la crisis las que impiden que la democracia demuestre su superioridad sobre los regímenes autoritario? ¿O son los problemas estructurales de nuestra economía como la desigualdad de ingresos, el estancamiento de la agricultura, la sobrepoblación y el desempleo, la inflación, la falta de inversión y el desarrollo regional desigual los que obstaculizan la construcción democrática? Bajo estas circunstancias, ¿ Es posible construir una economía para la democracia?