Pobreza y desarrollo en Economía Latina. Desafíos a la práctica cristina

Para una presencia cristiana eficaz y positiva es necesaria una correcta valoración de los objetivos, un discernimiento de las urgencias y, antes aun, una mejor comprensión de los problemas. Los hombres existen y mejor comprensión de los problemas. Los hombres existen y sus problemas también; no se trata, pues, de una pura proclamación de  principios y de normas, sino de dar vida a hombres correctos. Esto plantea, a la iglesia y a los cristianos, al mismo tiempo que una clara afirmación propia, respeto de autonomías y de competencias: hacerse escuchar por los hombres y también escucharlos.

La exigencia evangélica nos obliga a trabajar en función de utopías que podemos resumir en pleno empleo, altos salarios y óptimas condiciones de trabajo, que como posibilidad inmediata o cercana puede discutir cualquier economista práctico y en aras de un elemental realismo. Sin embargo, los economistas debemos admitir que son objetivos irrenunciables. Algo se debe hacer ya, y no se pueden escalonar fríamente logros que comprometen la vida humana libre y digna.